Transformé mi vestido en alas

 Cuando fui pájaro


Trepé al árbol de karaka

hasta un nido todo hecho de hojas

pero suaves como plumas,

empecé una canción que siguió cantándose sola

y no tenía palabras pero al final se ponía triste.

Había margaritas en la hierba bajo el árbol.

Les dije, sólo para provocarlas:

"Voy a arrancarles la cabeza de un mordisco

para darles de comer a mis hijitos".

Pero no creyeron que yo fuera un pájaro

siguieron bien abiertas.

El cielo era como un nido azul con plumas blancas

y el sol era la madre pájaro que lo mantenía caliente.

Eso decía mi canción: aunque no tenía palabras.

Hermano Pequeño apareció empujando

su carretilla en el sendero,

transformé mi vestido en alas y me quedé muy quieta,

cuando estuvo cerca gorjée: "Mío-mío".

Por un momento se deconcertó...

después dijo: "Uf, no eres un pájaro, te veo las piernas".

Pero las margaritas no tenían importancia,

Hermano Pequeño no tenía importancia:

yo me sentía un pájaro, ni más ni menos.


Colas de zorro en la pampa argentina

~
Poema de Katherine Mansfield (texto original publicado en Eternacadencia.com.ar/blog). Fotografía de autoría propia.


Comentarios